Soberania Nacional. República Argentina.

Soberanía Nacional. Pretende ser un espacio para de DEFENSA no solo territorial, sino que sepamos defender nuestra SOBERANIA : económica, política, económica, cultural. Traidores y corruptos : ABSTENERSE.

viernes, noviembre 21, 2008

EL “FERROCIDIO”

EL “FERROCIDIO”

AUTORES: Juan Carlos Cena Beba C. Balvé

PRÓLOGO a la SEGUNDA EDICION ( SITIO www.cicso-arg. org )

“Yo sigo en mis trece, en las mismas trece de antes. A mi me interesa la Liberación Nacional. No me interesa la lucha política como lucha de segundo plano que se desarrolla como lucha de ratones, bajo la hegemonía de los capitales y de la diplomacia extranjera” Raúl Scalabrini Ortiz, 1944.

“La caída del tirano Perón en Argentina, es la mejor reparación del orgullo del Imperio y tiene para mi tanta importancia como la victoria de la Segunda Guerra Mundial y las fuerzas del Imperio Inglés no le darán tregua, cuartel ni descanso en vida ni tampoco después de muerto”. Winston Churchill, ante las Cámaras de los Comunes, Londres 1955.

¿Qué fue lo que hizo Argentina para que el Imperio Inglés nos considere enemigo peor que a los que combatieron en 1939-45?

Lo peor para un Imperio es que una “colonia” haya tenido la osadía de desarrollar su país (financiera y diplomáticamente dependiente) imponiendo la soberanía política en sus relaciones internacionales, independencia económica y financiera explotando sus recursos en el marco de un desarrollo integrado del país más, justicia social para su pueblo.

Debemos recordar que la penetración de capital británico, realizado bajo una primera forma de actividad comercial reconoce, como fecha oficialmente inicial la que corresponde al decreto del Virrey Cisneros dado el 6 de noviembre de 1809. Como se sabe, este resuelve dando fin a un largo proceso cuyas últimas etapas fueron conducidas por Mariano Moreno: abrir el puerto de Buenos Aires al comercio inglés.

Según algunas estimaciones realizadas hacia 1939, se puede expresar que las inversiones de capital foráneo realizadas hasta entonces en la Argentina sumaban más de siete mil millones de pesos moneda nacional, de los cuales casi cinco mil correspondían al capital británico, y de ellos unos tres mil, se referían a las inversiones ferroviarias. Podría deducirse de esto que alrededor del 44% del capital extranjero estaría colocado en el negocio ferroviario y, de éste, reconocería un 35% de origen británico.

Inglaterra había experimentado, por otra parte, durante la primera mitad del siglo XlX, las consecuencias inmediatas de la industrialización. Habiendo sido un país exportador de productos agropecuarios, ninguno dependió, hacia 1880, tanto como él del exterior para asegurarse materias primas alimenticias. Su múltiple condición de país poseedor de la más importante flota, de vastos yacimientos de carbón y hierro y de un fuerte arraigo comercial en nuestro país, en cuyas praderas (pampa) se daban las condiciones necesarias para neutralizar el déficit alimenticio, es que a partir de 1853 orienta sus inversiones hacia la industria ferroviaria. Esto entronca con la necesidad de comunicación del interior con Buenos Aires y desde la Capital al Interior, y se da con la tendencia de resolver por medio de la industria ferroviaria los problemas de tráfico. En la década de los cincuenta, del siglo anterior, la era del ferrocarril en el mundo pasaba por un punto culminante.

La Argentina despertaba un interés por ser una fuente inagotable y poco explotada de materias primas, un mercado pequeño interno pero importante para el consumo de productos elaborados.

El Estado argentino, en su proceso de desarrollo va creando sus distintas Administraciones y Empresas junto a la penetración de capitales ingleses, la Cámara de Comercio Británica en la Argentina (1811), institución re-distributiva, cuyo original era British Comercial Room o Sala de Comercio Británica, dice en su reglamento, entre otras cosas: Establecimiento genuinamente inglés, fundado por los ingleses, y para los ingleses.

Cámara que es la madre de todos los emprendimientos coloniales ingleses, como los frigoríficos, saladeros, compañía de gas, teléfono, luz, tranvías, obras sanitarias, construcciones de puertos, ferrocarriles, etc.

El Imperio Británico tenía como política de Estado la expansión colonialista. Gracias a sus colonias, “sus” redes ferroviarias habían aumentado en más de 100.000 km Cuatro veces más que Alemania en ese mismo período, 1890. Solamente en las colonias de los países europeos se instalaron 82.000 km de rieles, si a ese montaje se le suma las de Europa, Estados Unidos, y los Estados Independientes y semi independientes de Asia y América se llega a un total de 617.000 km en 1890. En 1913, la sumatoria alcanza a 1.104.000 km, de esa cifra 210.000 km corresponde a las colonias.

La política británica colonizadora era integral, profunda, orientada al agro y a la ganadería, insumos necesarios para el consumo de la metrópolis.

El ingreso de capitales y bienes de capital provenientes de Inglaterra, es para formar una estructura económicamente productiva funcional a los intereses británicos. Inglaterra tiene un proyecto político y económico sobre Argentina: ingresaban capitales importantes para el financiamiento de las Campañas Argentinas al Desierto y, además, bienes de capital como los ferrocarriles y empresas navieras.

Debemos ir distinguiendo, en este ingreso de capitales entre otras cuestiones, cual es la diferencia que hay entre capital colonizador y capital nacional, y como sus intereses son contrapuestos, en consecuencia debemos desigualar y apreciar el carácter de cada quien. Allan Hutt, dice en el caso particular de los ferrocarriles:


La construcción de ferrocarriles en las colonias y países poco desarrollados no persigue el mismo fin que en Inglaterra; es decir que no son parte –y una parte esencial- del proceso de industrialización. Esos ferrocarriles se emprenden simplemente para abrir esas regionales como fuente de productos alimenticios y materias primas tanto vegetales como animales, “no para apresurar el desarrollo social como un estímulo de las industrias locales. En realidad la construcción de ferrocarriles coloniales es una muestra de imperialismo en su función antiprogresista que es su esencia”

Y no es como manifiesta el colonizado, o el sicario de los ingleses o el genocida Julio Argentino Roca:

“El directorio de Ferrocarril del Sud como si tuviese una visión clara de futuro, sin hacer cálculos estrechos, sin vacilar un instante, acometió la obra que el gobierno requería en nombre ‘de la seguridad nacional’. No ahorró dinero ni tiempo ni esfuerzo y tendió los rieles que conectaban al puerto hasta Neuquén con una celeridad sin ejemplo entre nosotros. Este es un nuevo y hermoso testimonio de los beneficios que debe el país al capital y al genio emprendedor de los ingleses”.

Esa manifestación es la muestra cabal del entrelazamiento de la oligarquía ganadera con el capital inglés. La misma que avalaba ésta definición, “de que sufrimos una dependencia directa y determinante”, es decir, éramos y somos un país dependiente.

¿Cuál fue el instrumento para romper tal dependencia? La estatización por parte del gobierno del General Perón de los ferrocarriles el 13 de febrero de 1947. Esto, para el Imperio fue un sacrilegio hacia la Corona. Fue el desmoronamiento de un proyecto colonial, una derrota al colonialismo británico.

“Uno de los factores pocos conocidos de la caída de Perón es la industrialización creciente del país. Esto significó un perjuicio considerable para los tejidos y cueros británicos, cuya exportación a la Argentina disminuía rápidamente. La desconfianza británica se transformó en hostilidad cuando comprendió que Perón se preparaba a explotar las enormes reservas petrolíferas del subsuelo Argentino.(Journal du France, octubre de 1955).

Hacia 1960 el General Perón escribía desde su exilio a Scalabrini Ortiz:

“Usted es uno de los intelectuales argentinos que siempre vio claramente al enemigo real (…) quizá un error de nuestra parte fue no haber considerado siempre a nuestro gobierno, como una etapa de la lucha secular contra Inglaterra que se inicia con las invasiones inglesas”.

“Los textos ingleses de la época no ocultan su preocupación por el problema. La cuestión se hacía acuciante hacia 1972 cuando Perón confirma su voluntad de regresar a la Patria (…) Y la guerra civil devastadora (…) fue pensada por estrategas ingleses ‘para deshacer la revolución efectuada por Perón’ con agentes y armas procedentes de Inglaterra”. (H.S.Ferns)

El informe de Lord Franks preparado para el Parlamento Británico por el Consejo de la Corona y publicado en enero de 1983, trae una sinopsis de la inteligencia británica sobre la Argentina que arranca en el año 1965. Informa: (enero 22 de 1976)

“si bien es posible se establezca una corta tregua, es previsible la toma de nuevas medidas por parte del Gobierno Peronista contra los intereses británicos bajo la forma de un aumento de presión hostil, tanto política como económica” (La Nación,2 de abril de 1983).

Económica, política, financiera y socialmente, los ferrocarriles constituyen el balance de las principales ramas industriales de carácter capitalista: el carbón,- petróleo- y el hierro. Es el índice más palmario del desarrollo del comercio interior y exterior más, la civilización democrática-burguesa . Hace al Estado-Nación.

La conexión de los ferrocarriles con la gran producción, los monopolios, los cartel, los sindicatos (carbón, petróleo, hierro, etc.) los trust, bancos y la oligarquía financiera constituyen la palanca a la acumulación de capital.

¿Cuál fue la osadía de Argentina? Los estatizó, convirtiéndolos en el motor del desarrollo industrial argentino.

Como medio de transporte de masas-población y mercancías- articuló en función de los intereses nacionales: territorio, población, generaciones, economías regionales, cultura (servicios y salud), producción (talleres) dándole densidad a la población,(articulación de las partes a un todo) por medio de un programa que tomó forma política, económica, cultural y social de carácter nacional.

Los ferrocarriles fueron inicialmente ingleses, en tanto propiedad privada, con Perón nacionales y hoy día, el Estado se hace cargo de la infraestructura y la explotación se la dan a “empresas transitorias” concesionadas con subsidios del Estado. A esto le llaman privatización. Toda una falacia.

Los ingleses para establecer los ramales privilegiaban las zonas de concentración en la producción de alimentos que debían exportar a su país, y el Estado los establecía en las zonas que debían ser articuladas a la nación.

Ya en 1860 al asumir la presidencia Santiago Derqui decía:

ningún gobierno podrá desvincular su acción creadora y progresista, a las iniciativas correspondientes a las comunicaciones y el transporte, sobre todo en lo que a obras de carácter ferroviario refiere”.

El Estado debe retomar la rectoría de la planificación y control del transporte. En nuestro país eso no ocurre, al contrario, reina el caos, porque de esa manera priman los intereses comerciales particulares, y no los nacionales. En Argentina no hay una ley que planifique, coordine, regule y controle el transporte a pesar de ser un país de largas distancias con una extensa red ferroviaria, hoy paralizada por los intereses –políticos y geoestratégicos- que determinan las políticas en el Estado.

El Estado Nacional argentino es responsable de una tragedia nacional. Para este caso, se expulsaron 85.000 trabajadores y técnicos de los ferrocarriles, más los obreros que laboraban en las firmas proveedoras sumando un total aproximado de más de 130.000 asalariados. Estos últimos ligados al ferrocarril por ocuparse en plantas proveedoras de vagones, vagonetas, fundiciones, rectificadoras y otros insumos para Ferrocarriles Argentinos. Totalidad que pasó a engrosar el ejército de desocupados, es decir, fue un genocidio silencioso. Estos proletarios se convirtieron en desaparecidos sociales.

En forma paralela se clausuraron ramales dejando amplias zonas de nuestra geografía sin comunicación, agua, intercambio de mercancías, cesando la interconexión entre zonas y poblaciones. Como resultante sobrevino la des-estructuración territorial y con ella la ruina de las economías regionales.

¿De qué manera se puede explicitar-sucintamente el pasaje de un estado-nación propietario de sus riquezas a otro enajenado totalmente de su poder material? Trataremos de aproximarnos describiendo dos programas basados en dos modos productivos en tanto análisis de situación.

Uno expresaba la conformación de grupos económicos argentinos los que, por medio de directorios de sus sociedades anónimas, articulaban las actividades industriales, bancos, seguros, producción agropecuaria, etc.; en donde su monopolio industrial se podía medir por medio de los censos económicos, según peso en la producción de cada rama, y la participación en el mercado interior y exterior en tanto gran industria. Este modo productivo se expresaba a nivel super-estructural y es el derrotado hacia la década del ’80, a nivel mundial. La característica que tomó en Argentina deviene del hecho de que se libró una guerra contra este modo productivo porque creaba las condiciones de la subversión del orden establecido.

Subordinado éste comienza a imponerse la cartelización de la economía en donde la estructura no es vertical, cortando transversalmente a los grupos sociales, sino horizontal según las necesidades del capital financiero, articulándose a un poder central por medio de redes. Antes la reproducción ampliada de capital regía la producción y el desarrollo expandiendo las fuerzas sociales productivas de la sociedad, ahora domina la productividad de la empresa, determinada por la rentabilidad. Esta es una determinación de la renta del dinero a la ganancia industrial. La subordina, frenando el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. Esto se constata con total nitidez hoy día.

A partir de 1983 se hacía nítida la falta de correspondencia entre la estructura económica y la superestructura. Se había desgranado, desarticulado el pueblo en tantas partes como profesiones ejercitaba mientras la superestructura se mantenía organizada en dos grandes partidos políticos.

A partir de esa fecha, se utilizaron innumerables mecanismos a los efectos de romper la resistencia, entre los cuales, las privatizaciones y concesiones cumplieron un rol fundamental.

Después de la insurrección del 2001 que alcanzó todo el territorio nacional, el régimen consideró que había llegado el momento de la construcción de un sistema político-parlamentario sin partidos.

Se violenta a la sociedad tratando de organizarla según espacios, marcas, sin ninguna intervención política salvo asistir al acto eleccionario en donde se vota lo que otros eligieron.

Hoy día, un número infinito de socialistas, reformistas, pacifistas, demócratas burgueses, a-partidistas, y “devotos” de los derechos humanos, conforman una corriente ideológica la que, de una parte es producto de la descomposición de la social-democracia y de otra, es el fruto inevitable de la pequeña burguesía a quienes todo el ambiente los mantiene prisioneros de los prejuicios “burgueses y democráticos”.

¿Dónde está la base económica de este fenómeno histórico universal? Se encuentra en el parasitismo. Ricos y poderosos con un simple “corte de cupón” saquean a todo el mundo.



Los aranceles proteccionistas a grandes empresas facilita la cartelización y éstos se convierten en una de las bases de toda la vida económica, política y social.



Los grandes establecimientos, particularmente los bancos, no sólo absorben directamente a los pequeños sino que se los “incorpora”, los subordinan, los incluyen en su “grupo”, en su consorcio (grupos económicos) por medio de la “participación” en su capital, de la compra de acciones del sistema de créditos, etc.



La política implementada en la Argentina de la “democracia participativa” y de la participación de los “municipios” o de las “gobernaciones” tiene el mismo mecanismo y propósito. En una alianza, donde una espesa red de canales abrazan todo el país, centralizando no solo los capitales sino las políticas, medidas económicas, etc. y en donde la “descentralizació n” consiste en la subordinación a un centro único de unidades- los partidos políticos que eran “independientes” o tenían un carácter local-hoy espacios. Se trata de una centralizació n, de un reforzamiento del papel, la importancia y el poder de los grandes monopolistas, económicos y políticos en función de gobierno.



Llevan la cuenta corriente de todos, en forma concentrada, convirtiendo a los capitalistas dispersos en colectivos, subordina las operaciones comerciales e industriales de toda la sociedad capitalista, conoce con exactitud la situación de cada uno, los controla, restringe u otorga crédito, y decide su destino. Actúa como partido: orienta, dirige, etc.

¿Qué distancia media entre 2003 en que se publicó por primera vez El Ferrocidio y 2007?



En que se llegó al punto más alto de su realización y se trocó en crisis y negación. En Argentina hace crisis un modelo de dominación política incongruente con la democracia burguesa.

Beba C.Balvé y Juan Carlos Cena

Directora e investigadora de CICSO-Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales- ; Miembro fundador del MO-NA-RE-FA, Mov.Nac.por la Recuperación de los Ferrocarriles. Buenos Aires, julio 2007.


-H.S. Ferns, La Argentina, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1973. En: Alerta Nacional, Nro.2. II Época, abril 1985, Buenos Aires.

jueves, noviembre 20, 2008

Antonio Rivero 163º años de su heroica muerte

Antonio Rivero
163º años de su heroica muerte



“Gaucho” Antonio Rivero

“El ser gaucho es un delito” cantaba Martín Fierro en su inmortal poema:

“siempre pobre y perseguido
…como si juera maldito
porque el ser gaucho, carajo!
el ser gaucho es un delito”.

De esa forma José Hernández nuestro máximo poeta, expresó el drama de los gauchos que quisieron ser libres “como el pájaro del cielo” y se debieron enfrentar con quienes los consideraron bandoleros.

“Le llaman gaucho mamao
si lo pillan divertido
si uno aguanta, es gaucho bruto
si no aguanta es gaucho malo

¡Déle azote, déle palo!
porque es lo que él necesita
de todo el que nació gaucho
esta es la suerte maldita”.

A esa estirpe de gauchos perteneció Antonio Rivero, nacido junto a la Patria en los pagos de Montiel (Entre Ríos), patriota como el que más y federal (por más datos). Fue un héroe nacional que pocos reconocieron, pero otro entrerriano cabal, el poeta gauchesco “Popo” Próspero Chávez (1929-1979) supo cantarle:

“¡Ah! gaucho Antonio Rivero
que a bolas te abriste cancha
y en eso de hacer pata ancha
no mesquinastes el cuero”.

Arisqueándole tal vez a la triste suerte de los gauchos, Antonio Rivero se hizo a la mar guiado por la Cruz del Sur y terminó conchabándose de esquilador de ovinos en nuestras Islas Malvinas en tiempos que las administraban los gobernadores designados en Buenos Aires por Manuel Rodríguez y Juan Manuel de Rosas: Luis Vernet y Esteban Mestivier.

“¡Ah! gaucho Antonio Rivero
que en esos pagos tan fríos
se te agrandó el Entre Ríos y el coraje montielero”.

Pero un aciago 2 de enero de 1833 llegó a esas latitudes el comandante Onslow, de la fuertemente armada corbeta inglesa “Clio” y realizó el ultimátum de arriar la bandera argentina, procediendo a izar la británica, designándose gobernador: tenía ordenes de S.M. Británica de ocupar las Islas Malvinas y someterlas al poder inglés.

Una vez concluida su tarea Onslow dejó como gobernador al despensero Dickson y el 14 de enero de 1833 zarpó hacia nuevos destinos de su misión pirata. Fue entonces cuando Antonio Rivero comenzó su labor de convencer a otro puñado de gauchos esquiladores para restablecer el pabellón argentino. El 26 de agosto de ese mismo año el grupo de gauchos comandados por Rivero tomó por asalto casas de Puerto Soledad y algunas embarcaciones inglesas. A lo gaucho ejecutaron a todos los que cumplían ordenes británicas.

“¡Pucha! q’ les quedó fiero
que un gaucho con siete más
con alas de libertad
de esas que empluma mi tierra
le declarara la guerra
por su cuenta y nada más”.

Antonio Rivero y sus gauchos estuvieron al gobierno de las Malvinas, arriando el pabellón inglés e izando la bandera argentina, hasta el 7 de enero de 1834 en que fueron reducidos por efectivos armados de la fragata inglesa “Challenger” comandada por el Capitán Seymour. Rivero y los suyos fueron presos y embarcados para someterlos a juicio.

“Y no me extraña esa hombrada
cumpliendo sus pareceres
que al fin en esos deberes
de su indómita gauchada
en tan desigual patriada
con su apotrada hidalguía
ta’ toda la tierra mía
quisquíllosa y corajuda
porque parió bien sin dudar
la yegua e’ la entrerrianía”.

La crónica y periodismo inglés los consideró “bandoleros”, “asesinos”, “delincuentes”. Primero se les hizo un proceso en el buque “Spartiate”, de la estación naval británica en América del Sur. Fue tan inicuo “el juicio” que el almirante inglés no se atrevió a convalidarlo y prefirió desprenderse del asunto desembarcando a Rivero y los suyos en Montevideo.

“Ahijuna … acostumbrao
a quedarse con lo ajeno
y Rivero que era güeno
pa’ tirarle a los venao
tres barcos le había boleao
en insólito abordaje
y en aquel frío paraje
de la querida Argentina
no había libras de esterlina
para comprar su coraje”.

La cosa es que poco después Antonio Rivero fue dado de alta en el Regimiento de los Patricios de Buenos Aires por el gobernador Juan Manuel de Rosas y allí prestó nuevos servicios hasta que, como lo comprobara el historiador José María Rosa, murió en su ley de gaucho patriota, al pie de una batería argentina peleando contra los ingleses el 20 de noviembre de 1845 en la Vuelta de Obligado. Algunos “historiadores” (sic), a pesar de la heroica y esforzado vida de Antonio Rivero, prefirieron mezquinarle honores diciendo que fue un gaucho pendenciero porque se basaron en las crónicas británicas sobre la sublevación de Malvinas. Hasta la Academia Nacional de Historia en un dictamen dado en Buenos Aires 19 de abril de 1966 con la firma de los académicos Ricardo R. Caillet-Bois y Humberto F. Burzio sostuvo que “los antecedentes documentales hasta ahora conocidos, no son nada favorables para otorgar a Rivero títulos que justifiquen un homenaje”.

Como cantó Martín Fierro:
“el ser gaucho, carajo !
el ser gaucho es un delito”.

Hoy, Día de la Soberanía, se cumplen 163 años de su muerte en combate, falleciendo en acto de servicio. Este gaucho argentino, que defendió la bandera argentina en Malvinas y muere en el heroico combate de la Vuelta de Obligado.

Queremos homenajear su memoria repitiendo los versos de Próspero Chávez:

“El filo e’ tu caronero
es una luz que ilumina:
debe ser llama argentina
pal’ q’ se sienta servíl
y alumbre con su candil
el derecho a las Malvina.
163º aniversario
El Entrerriano “Gaucho RIVERO”, 1er VGM (veterano de la Guerra en Malvinas) y muerto en Combate, contra las tropas invasoras de Francia y Gran Bretaña, en la heroica derrota argentina en la VUELTA de OBLIGADO.
20 NOV 1845 - Día de la SOBERANÏA NACIONAL - 20 NOV 2008

20/11: DIA DE LA SOBERANIA NACIONAL

Por Nestor Genta Ver más artículos de Nestor Genta

20/11: DIA DE LA SOBERANIA NACIONAL
LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO

“¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que recorre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!”.

Arenga del general Lucio Mansilla a la tropa

Durante mucho tiempo y acorde al antirosismo de la Historia Oficial y sus epígonos, se “olvida” la gesta de la Vuelta de Obligado.
Contrario sensu, ya el 10 de mayo de 1846, José de San Martín en carta a Tomás Guido, refiriéndose a la hazaña de Obligado le expresa: “los interventores habrán visto (...) que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que el de abrir la boca”. El Libertador da gran importancia a esta contienda.
Es a pedido del historiador José María Rosa y por medio de la Ley Nº 20.770, que se instaura el 20 de noviembre como “Día de la Soberanía Nacional”, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado.
No es el propósito de la presente nota establecer si somos o no somos soberanos. Simplemente intentaremos narrar la epopeya y recordar a los bravos combatientes que defendieron nuestro suelo en tan trascendental acción.

LOS BLOQUEOS DE LAS POTENCIAS COLONIALISTAS

Durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas nuestro país sufre dos bloqueos por parte de dos potencias extranjeras: en el primero, 1838, el agente agresor es Francia. En el segundo, 1845, unen sus garras expansionistas Francia e Inglaterra.
En este trabajo nos ocuparemos del segundo bloqueo, específicamente de la llamada “Vuelta de Obligado”, dejando para otra oportunidad la embestida anterior.

Antecedentes

El 6 de diciembre de 1842, el general Manuel Oribe triunfa en Arroyo Grande, Entre Ríos, sobre las fuerzas del general Fructuoso Rivera. El primero, del partido blanco, está plegado a la política de Juan Manuel de Rosas; mientras que le segundo, del partido colorado, prefiere aliarse con los unitarios.
En febrero del año siguiente, Oribe sitia Montevideo.
La política anglo-francesa actúa de una manera dual y acomodaticia, pero la realidad es quieren sacar ventajas comerciales en Montevideo y Buenos Aires. Para ello “debía arrancarse de las manos funestas de Rosas el control de la navegación de los ríos”. 1
Un grupo de unitarios rivadavianos, opositores a Rosas, avalan a las potencias agresoras. Tan es así, que en 1843, Florencio Varela viaja a Londres y a París con instrucciones de la Comisión Argentina, emigrados unitarios, “invitando al gobierno inglés a tomar intervención, con sus fuerzas armadas, en el seno de nuestro territorio; estableciera aquí un protectorado, tuviera libre navegación de nuestros ríos interiores; y, además, reconociera como Estado soberano al territorio de nuestra provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones”. 2
En 1845, el general Justo José de Urquiza, unido a Rosas en ese tiempo, triunfa en India Muerta sobre Rivera. Este último cuenta con el gran apoyo de soldados extranjeros: “de los tres a cuatro mil soldados de la defensa, sólo 400 son orientales” 3 Además, cuenta con la ayuda de fragatas, bergantines, vapores y goletas de Inglaterra, Francia y Brasil.
La fuerzas conjuntas de Oribe y del almirante Guillermo Brown establecen un riguroso bloqueo sobre el Estado Oriental.


LA MISIÓN OUSELEY- DEFFAUDIS

Para apagar el fuego llegan a estas orillas los interventores William Gore Ouseley y el barón Deffaudis, representantes de Gran Bretaña y Francia, respectivamente. Su misión es “ exigir el retiro de las tropas argentinas del Estado Oriental y el levantamiento del bloqueo. Sus instrucciones les indicaban como medidas de coerción el apresamiento de la escuadra argentina, la ocupación de Martín García y de los puertos como el Buceo, por donde se comunica Oribe con el gobierno de Rosas, y en último recurso el bloqueo de Buenos Aires”. 4
Ambos diplomáticos pretenden dar carácter de estados nacionales soberanos a las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe.


EL ROBO DE LA ESCUADRA DE BROWN

El 21/22 de julio, mientras se llevan a cabo las tratativas diplomáticas entre los mediadores y Rosas, se inicia la captura de la escuadra de Brown, que finaliza en los primeros días de agosto. El atropello lo ejecutan los capitanes de las escuadras aliadas Pasley y Moursieur. Se apoderan de los buques argentinos: Maipú, Echagüe, 9 de Julio, 25 de Mayo y San Martín. En los tres primeros, se iza la bandera inglesa; en los restantes, la francesa.
La toma de la escuadra es considerada por el gobierno de Buenos Aires como el comienzo de las hostilidades, sin que mediara una previa declaración de guerra.
El 18 de septiembre de 1845, es declarado el bloqueo anglo-francés al puerto de Buenos Aires y a los puertos bajo jurisdicción de Oribe.
En la Confederación Argentina la reacción es inmediata y en la legislatura se alzan las voces de “ los diputados Garrigós, Lorenzo Torres, R. Sáenz Peña, Argerich, Campana, Anchorena, Manuel de Irigoyen, Celedonio Pereda, Romualdo Gaete, Tiburcio de la Cárcova, con el apoyo unánime de la sala”. 5


LOS ATROPELLOS DE JOSE GARIBALDI

Garibaldi, el llamado “Héroe de Ambos Mundos”, tiene una hermoso monumento en la Plaza Italia. También, una calle lleva su nombre en La Boca. Sin embargo, nunca hizo algo bueno por nuestro país como para merecer tales elogios. Muy por el contrario, su actuación es nefasta.
El corsario Garibaldi, vendido a Rivera, cuenta con unos treinta barcos para abrir la navegación de los ríos. También, debe llegar a Corrientes para unirse con los opositores a Rosas.
El 30/31 de agosto toma Colonia. Con “doscientos cañones bombardean la población, cuya defensa se limita a algunos centenares de infantes y que no ofrece resistencia. Después de cuatro horas de fuego ocúpanla las tropas de desembarco y saquean las ruinas”. 6
El ataque de Garibaldi es apoyado por las fuerzas de los almirantes Inglefield y Laine.
El 5 de septiembre, con el sostén de la corbeta Expéditive, ocupa la isla de Martín García. Cabe señalar que “Rosas, aleccionado por la estéril aunque gloriosa defensa de 1838, la había hecho evacuar previamente, dejando sólo una guarnición simbólica compuesta de diez soldados ancianos y un niño y el pabellón argentino izado al tope del mástil, como signo de soberanía” 7
Tres días después, se apodera de la isla del Vizcaíno y el Rincón de las Gallinas.
Esta última, es defendida por el teniente Martín Montenegro junto a una veintena de soldados. Doce patriotas pierden la vida y los restantes son heridos y tomados prisioneros.
Asimismo, la escuadra del “Caballero de la Humanidad” es atacada por “fuerzas de fusilería de la División del Sud comandadas por el sargento mayor D. Florencio Villanueva”. 8
El 20 de septiembre, saquea Gualeguaychú.
En Paysandú es repelido por las tropas del general Antonio Díaz.
Sigue hacia el norte por el río Uruguay. Ataca Fray Bentos, Bopicuá y Paysandú.
El corsario, en las proximidades de Concordia, en el Hervidero, se fortifica. La carga de su segundo, Anzani, es resistida por milicianos locales.
A fines de octubre, ocupa Salto, en dónde encuentra poca resistencia.
Es de destacar las actuaciones de los marinos federales: Elordi, Donatil, Bonifacio. Sin omitir, el brillante desempeño del general Antonio Díaz, quien se apodera de la goleta Pirámide. En el ataque pierde un brazo el teniente Luis Cabassa.
El “humanista” Garibaldi fusila al comandante de la balandra de guerra Ituzaingó, encargada de defender a la Pirámide, por no haber cumplido su misión. 9
Pero la defección del “León de Caprera” tiene antecedentes. En 1942, Rivera lo convoca para enfrentar a Rosas y le da el grado de coronel del ejército uruguayo y jefe de la segunda división de la Escuadra Oriental. A pesar de los mayestáticos cargos, es derrotado, por Guillermo Brown, en Costa Brava (en el límite entre Corrientes y Entre Ríos sobre el río Paraná).Destacan en esta batalla los guardiamarinas de la Confederación: Mariano y Bartolomé Cordero.
Algunos de sus biógrafos callan la agresión de Garibaldi a la Confederación. Un autor masón contemporáneo sostiene que el “Caballero de la Humanidad” opta por la civilización y en ésa época la civilización son los unitarios...


SE PREPARA LA DEFENSA

Vicente López y Planes, compone una “Oda Patriótica” para infundir ánimo:

“Se interpone ambicioso el extranjero,
Su ley pretende al argentino dar,
Y abusa de sus naves superiores
Para hollar nuestra patria y su bandera,
Y fuerzas sobre fuerzas aglomera
Que avisan la intención de conquistar.
Morir antes, heroicos argentinos,
Que de la libertad caiga este templo
Daremos a la América alto ejemplo
Que enseñe a defender la libertad”

Se decide concentrar las escuadras federales en un lugar estratégico. En las proximidades de San Pedro, el río Paraná forma un recodo conocido como la Vuelta de Obligado. Tiene una profundidad de 40 metros y 700( otros autores dicen: 800 a 900) metros de anchura. Rosas elige ése sitio “por la vuelta que hace el río en una punta saliente y difícil de remontarse con el viento, a quien viene navegando, debido al cambio que hace de rumbo el canal principal”. 10
Indefectiblemente los enemigos deben pasar por allí para llegar a Corrientes con el fin de aglutinarse con los unitarios y aislar a Entre Ríos.
El encargado de la defensa es el general Lucio Mansilla.
Monta en la orilla 21 cañones, repartidos en cuatro baterías:
1.A la derecha, en un ángulo de la barranca, la Restaurador Rosas, de 20 m. de altura, con 6 cañones, dos de a 24 y cuatro de 16, al mando del ayudante mayor de marina Alvaro de Alzogaray. Defendida en su flanco derecho por 500 milicianos de infantería, de los cuerpos de Patricios de Buenos Aires, al mando del coronel Ramón Rodríguez. Otros cuatro cañones, de a 4, están a las órdenes de José Serezo. El otro flanco, lo defienden 100 combatientes bajo la tutela de Juan Gainza.
2. A ciento diez varas de la primera, la General Brown, de 7 m. de altura, con cinco cañones, uno de a 24, dos de a 18, al mando del teniente de marina Eduardo Brown, hijo del almirante Guillermo Brown.
3. A cincuenta varas, la General Mansilla, rasante, con tres cañones, dos de a 12 y uno de a 8, a cargo del teniente de artillería Felipe Palacios.
Las baterías General Brown y General Mansilla son resguardadas por 200 guerreros, que responden al teniente coronel Manuel Virto.
4. A 160 varas de la anterior, la Manuelita, de 19 m., con siete cureñas de mar, de a 10 y de a 8, gobernada por el teniente coronel de artillería Juan Bautista Thorne. Acompañadas por 160 artilleros y 60 de reemplazo. En su flanco, posee dos cañones de a 4, dirigidos por el teniente coronel Laureano Anzoátegui y el capitán de marina Santiago Maurice. El comandante Luis Barreda tiene a su cargo a 200 hombres.
A unos metros de las cuatro baterías están las reservas: 600 hombres de infantería y dos escuadrones de caballería al mando del ayudante Julián del Río y del teniente Facundo Quiroga, hijo del “Tigre de los Llanos”. Ambos, bajo la instrucción del coronel José María Cortina.
A este ejército profesional hay que añadir los vecinos de: San Pedro, Baradero y San Antonio de Areco, que están a las órdenes de Benito Urraco, Juan Magallanes y de Tiburcio Lima, respectivamente.
El teniente Cruz Cañete escolta al general Mansilla con 70 hombres. También, participa en la acción el teniente general Donato Alvarez.
Las baterías son comandadas por el coronel Francisco Crespo.
Las fuerzas locales suman unos 2.500 hombres.
De poco serviría esta defensa si no se coloca un entramado metálico que obstaculice el paso de las escuadras refractarias.
El río se cierra por una barrera formada por 24 barcos desmantelados, atados entre sí, con triples cadenas de hierro. Por un lado, en un mogote aislado, se apoyan las anclas que se continúan con los buques. En el otro extremo, se apresta el bergantín Republicano, con seis piezas de a 10, al mando del irlandés capitán de marina Tomás Craig. Tres lanchones: Místico, Restaurador y Lagos,(algún historiador no menciona al Místico) con una pieza de a 6 cada uno, apoyaban las acciones del bergantín grande.
Complementaban esta “trampa criolla” 14 embarcaciones a remo con 200 infantes y dos líneas, de a 5 chalanas, unidas entre sí, con material incendiario para ser lanzados en cualquier momento.
El astuto general Mansilla, por si la flota anglo-francesa decidiera evadir la Vuelta de Obligado, coloca en el otro paso posible, en la Ramada, sobre el Pavón, “dos cadenas de orilla a orilla sobre siete lanchones, una a pro y otra a popa, interceptando el paso. Detrás estaba la escuadrilla fluvial al mando del coronel de marina D. Nicolás Jorge (...)Una batería en tierra a las órdenes del coronel D. Francisco Erézcano, también veterano de la Independencia, capitán de la goleta Chacabuco y que era el comandante superior (...)Además, se habían hundido alguna barcas para dificultar la navegación que presentaba el problema de su poca profundidad para buques de mayor calado”. 11
La gran falla está en la escasez de artillería pesada y de municiones.


LAS ESCUADRAS ENEMIGAS

La fuerza naval anglo-francesa se compone de 11 buques de guerra con 99 ó 101 cañones. La artillería es superior a la de la Confederación. Casi toda de calibre superior a 30 libras. Algunos cañones franceses utilizan Paixhans, balas con espoleta.
No hay un mando único. El jefe más antiguo es Hotham.
La escuadra se cumplimenta con buques carboneros que la abastecen.
Para dar una idea del poderío basta decir que la numeración no indica calibre, sino peso. Así, “los de grueso calibre eran de a 32 y a 24 libras, es decir que disparaban balas esféricas de ese peso (...) El diámetro de una bala de 32 es aproximadamente de 15 cms (...) Una bala de a 18 perforaba 70 cms. de madera”. 12


ENEMIGO A LA VISTA

El 18, Mansilla envía tres lanchones para otear la zona. Son repelidos por el bergantín Dolphin, comandado por Leringe.

SIEMPRE HAY UN TRAIDOR

El 19, Mansilla manda al general Corvalán con un parte al “Exmo. Señor Gobernador y Capitán General de la Provincia, Brigadier Don Juan Manuel de Rosas”. Le comunica la situación y que “anoche ha desertado en un botecito un marinero del bergantín de guerra nacional Republicano, e incorporándose al enemigo”. 13

LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO

El 20, amanece con niebla espesa, pero a las 8 despeja.
A las 8 y veinte, el enemigo avanza con firmeza y lentitud.
A las 9, el bergantín inglés Philomel dispara el primer cañonazo y ocasiona la “primera sangre”. La banda de los Patricios de Buenos Aires responde con el Himno Nacional. Luego, de un “¡Viva la Patria!”, contestan el fuego.
Arturo Carranza realiza una muy buena reseña de la batalla, por lo que la transcribimos:
“El avance de los buques (anglo-franceses) fue muy lento, por la corriente, que era de tres nudos, y por escasear el viento (...) Algunos (...) no lograron llegar a los puestos asignados. Entretanto, Mansilla largó a la deriva sus diez brulotes, los que debieron molestar
considerablemente a los buques amontonados en la angostura. El diario del Dolphin registra un incendio por su causa. Recién una vez anclados todos los buques, hacia las 10,30 pudieron éstos contestar eficazmente al muy pesado fuego federal (...) El fuego se hizo general y se mantuvo vigoroso un par de horas, cuando empezó a amainar el de tierra, más seguramente por escasez de munición que por efecto de los cañones aliados, por poderosos que fueran, contra los anchos parapetos de tierra. Por su parte tampoco debían causar mayores averías al maderamen de los cascos los mezquinos proyectiles federales, y más destructores resultarían sin duda para la marinería los tarros y racimos de metralla. Sin embargo, el San Martín, que era el buque más avanzado sobre la estacada, y en el que flameaba, en vez de la gloriosa insignia de Brown, la del capitán Tréhouart, recibió más de 120 impactos, de los que 11 en el palo mayor, que apenas se sostenía ya; tenía 28 bajas sobre un total de 100 tripulantes, entre ellos sus dos únicos oficiales; su arboladora y velamen estaban destrozados. Recién hacia mediodía lograron arrimarse en su apoyo otros barcos y acudió el vapor Fulton, asestando sus poderosas piezas de a 80 libras de frente sobre las baterías. A las 12,15 una bala le cortó al San Martín la cadena del ancla, y recién entonces resolvió Tréhouart dejarse ir a la deriva aguas abajo, hasta varar -por falta de vela sana- junto al Gorgon, al que se trasladó el jefe para entrevistarse con su colega Hotham. Otros dos bergantines de la misma división, Dolphin y Pandour, fueron, después del San Martín, los barcos que más sufrieron en la jornada; el Fulton tuvo también más de cien impactos, especialmente era el fuego de la última batería -la más alta, mandada por Thorne-, que enfilaba la obstrucción. El Prócide y el Pandour estuvieron momentáneamente varados. Por su parte, el fuego de tanto buque sobre las baterías, por protegidas que estuvieran éstas, concluyó por destrozarlas. El Comus registra que las dos baterías centrales fueron cuatro veces abandonadas por su gente y otras tantas cubiertas nuevamente. El jefe británico, al elogiar el valor de la defensa, menciona que la caballería estaba atenta a contener a los fugitivos cargando sobre ellos y lanceándolos. A mediodía, voló el Republicano, ofreciendo imponente espectáculo. Era que Craig había agotado su munición y se iba con su gente a reforzar la batería de Thorne. Poco después, hacia las 12,30, una lancha se destacó del Firebrand llevando al comandante del vapor, Hope, con 8 hombres, el jefe de máquinas Meredith, un yunque y martillos, y protegida por el Fulton se adelantó sobre la estacada, metiéndose valientemente en la boca de lobo; acompañábanla dos botes, del Dolphin uno de ellos, con el armero del Gorgon. No nos explicamos qué harían para entonces los lanchones y balleneras que tenía previstos Mansilla para el caso, lo cierto es que Hope y sus armeros se instalaron impávidos en uno de los pontones,(...) su tentativa tuvo éxito. Sin que uno de sus hombres fuera herido, quedó abierta en la parte oriental de la obstrucción una brecha de unos 80 metros, por la que se coló inmediatamente el Fulton (1 h. p.m.), yendo a flanquear desde aguas arriba las baterías con el fuego abrumador de sus cañones de a 80 libras. Los otros dos vapores siguieron luego su ejemplo (2 hs. p.m.), y para las 4 de la tarde podía considerarse decidida la jornada. Las baterías flaquean, agotadas de munición. Callan la primera, que lleva ya más de seis horas de fuego, y la tercera -la de la playa, que sólo cuenta con tres piecitas-; las otras dos sólo se dejan oír de vez en cuando, a largos intervalos. Las piezas volantes de la derecha han sido retiradas. A las 5 hs. p.m. Tréhouart, que había trasladado su insignia a la Expéditive, aprovecha la brisa de la tarde para arrimarse a la costa, junto con el Pandour y la Prócide, hasta varar a tiro de pistola de las primeras baterías, con lo que éstas quedaron pronto definitivamente evacuadas. Sólo les restaba ahora a los intrusos consolidar la destrucción mediante el desembarco de tropas. Mientras Tréhouart, así arrimado a la costa, la barre con su artillería a quemarropa, Hotham, a las 5,45, inicia personalmente el desembarco en la playa de la cadena, con 325 marineros y soldados; dos compañías, al mando de Sullivan, avanzan cuesta arriba al asalto de las baterías del sur. Un cuarto de hora después de los ingleses desembarca a su vez Tréhouart en persona, reforzando a aquellos por la derecha con algo más de un centenar de hombres, hasta sumar un total de 450. Mansilla dirige personalmente una valiente carga a la bayoneta en ‘esfuerzo desesperado’ por defenderlas baterías; pero casi de inmediato es herido en el pecho por un rebote de metralla que lo deja sin sentido. Reemplázalo el jefe de las baterías, coronel Francisco Crespo, a pesar de estar ya contuso, y ordena al coronel Ramón Rodríguez rechazar con sus tropas al adversario. Pero éste, protegido por el fuego de los buques, al que nada parecido podía ya oponerse de tierra, logró penetrar a las baterías, apoderándose de ellas y del bosque a costa de muy escasa pérdida. Sin embargo, el terreno se disputó palmo a palmo y la última artillería volante concluyó finalmente por retirarse. La batería de Thorne parece haber sido la última en cesar el fuego, hacia las 6 de la tarde. Los marinos extranjeros, dueños del campo de batalla gracias a la artillería de sus buques, se ocuparon en destruir las tres primeras baterías, clavando los cañones, rompiendo las cureñas y arrojando al agua pólvoras y proyectiles remanentes. Al obscurecer, reembarcáronse prudentemente, dejando para el otro día la destrucción de la 4ta. batería. En la mañana siguiente, desembarcaron nuevamente -sin que nadie los inquietase- y clavaron los cañones de la 4ta. batería, arrojando al agua sus cureñas; las de las otras baterías fueron quemadas; las piezas de bronce, en número de diez, se llevaron a bordo. Después de lo cual los aliados quedaron en posición de la llanura y del bosque -hasta donde alcanzaba el tiro de sus cañones- y pudieron dedicarse a zafar de su varadura a los buques de Tréhouart y a reparar averías. El San Martín, que estaba hecho un amero, sin dos pies sanos de casco, encontró buenos mástiles de repuesto en uno de los pontones de la estacada. Estos pontones fueron incendiados (día 22 y 23), con excepción de algunos que se cargaron y enviaron a Montevideo. Pareciera también que uno de ellos, el Federal, fue armado por los aliados y rebautizado Vuelta de Obligado”. 13
Juan Bautista Thorne, pasa a la historia como el “sordo de Obligado”, debido a que una granada enemiga explota cerca de él, le fractura un brazo y lo priva de la audición.
Importantísimo es resaltar la valiente actuación de Petrona Simonino, quien junto con otras valientes mujeres atienden a los heridos y dan apoyo a maridos, hijos y amigos.
De acuerdo al informe británico tienen 28 muertos y 85 heridos. En cuanto a las pérdidas de la Confederación, el parte de Crespo dice: 150 muertos y 90 heridos.


EL QUEBRACHO Y EL LEVANTAMIENTO DE LOS BLOQUEOS

Si bien la batalla naval se pierde, Rosas no se amilana y ordena que se continúe la lucha en los ríos interiores.
Los ejércitos de Lucio Mansilla, Ramón Rodríguez, Juan Bautista Thorne, José Serezo, Santiago Maurice y Alvaro de Alzogaray realizan ataques imprevistos al entente anglo-franco-unitario.
Finalmente, en junio de 1846, en las barrancas de El Quebracho, Mansilla, Thorne, Virto y Santa Coloma ponen punto final a la navegación anglo-francesa en el Paraná.
En 1847, los ingleses levantan el bloqueo. Un año después, lo hacen los franceses.

Néstor Genta

NOTA1: Agradecemos la ayuda del doctor Sandro F. Olaza Pallero, de la biblioteca del Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”.

BIBLIOGRAFIA

1.Ramos Jorge Abelardo. Las mazas y las lanzas.Hyspamérica. República Argentina. 1986.p.147.

2.3.Carranza de Arturo. La batalla de la Vuelta de Obligado. Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Nro. 41. Buenos Aires.1995. p. 13.

4.Carranza de Arturo. Ibid.,p. 15.

5.Baldrich de Fernando Amadeo. La Vuelta de Obligado. Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Nro. 53. Buenos Aires. p.125.

6.Carranza de Arturo. Op.cit. p.19.

7.Ezcurra Medrano Alberto. La Vuelta de Obligado. Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Nro.41. Buenos Aires. 1995. p.96.

8. Linares Carlos A. y Linares Carlos M. Episodios inéditos antes de la batalla dela soberanía. Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.Nro. 48. Buenos Aires. p.53.

9.Carranza de Arturo.Op.cit. p.20.

10. García Mansilla Daniel. Conferencia realizada, en 1950, en la Casa de la provincia de Buenos Aires.

11.Baldrich de Fernando Amadeo. Op.cit. pp.125/6.

12.Carranza de Arturo. Op.cit. p.23.

13. Ezcurra Medrano Alberto. Op.cit.p.100.

14.Carranza de Arturo. Op.cit.pp.24/7.

http://www.periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1082



DIA DE LA SOBERANIA NACIONAL 20 DE NOVIEMBRE . COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO.

Combate de la Vuelta de Obligado
En 1845, el puerto de Buenos Aires fue bloqueado por una flota anglo-francesa que intentaba obtener la libre navegación del río Paraná. El 20 de noviembre de 1845, siendo el general Juan Manuel de Rosas responsable de las Relaciones Exteriores del territorio nacional, tuvo lugar el enfrentamiento con fuerzas anglo-francesas conocido como la Vuelta de Obligado, cerca de San Pedro.
Envío de accionpopularnacionalista para NE

NuevoEncuentro 20/11/08


En 1845, el puerto de Buenos Aires fue bloqueado por una flota anglo-francesa que intentaba obtener la libre navegación del río Paraná. El 20 de noviembre de 1845, siendo el general Juan Manuel de Rosas responsable de las Relaciones Exteriores del territorio nacional, tuvo lugar el enfrentamiento con fuerzas anglo-francesas conocido como la Vuelta de Obligado, cerca de San Pedro. El encargado de la defensa del territorio nacional fue el general Lucio N. Mansilla, quien tendió de costa a costa barcos sujetos por cadenas. La escuadra invasora contaba con fuerzas muy superiores a las locales. A pesar de la heroica resistencia de Mansilla y sus fuerzas, la flota extranjera rompió las cadenas colocadas de costa a costa y se adentró en el Río Paraná. Hemos seleccionado un texto de José María Rosa sobre este episodio.

El gran talento político de Rosas se revela en esta segunda guerra contra el imperialismo europeo: su labor de estadista y diplomático fue llamada genial por sus enemigos extranjeros… (…) Aunque resistir una agresión de la escuadra anglo-francesa formadas por acorazados de vapor, cañones Peissar, obuses Paixhans, etc., parecía una locura, Rosas lo hizo. No pretendía con su fuerza diminuta –cañoncitos de bronce, fusiles anticuados, buques de madera- imponerse a la fuerza grande, sino presentar una resistencia para que “no se la llevasen de arriba los gringos”. Artilló la Vuelta de Obligado y allí se dio anglo-franceses una bella lección de coraje criollo el 20 de noviembre de 1845. No ganó, ni pretendió ganar, ni le era posible. Simplemente enseñó –como diría San Martín- que “los argentinos no somos empanadas que sólo se comen con abrir la boca”, al comentar, precisamente, la acción de Obligado.

Cuando los interventores comprendieron que la intervención era un fracaso; que fuera de las ocho cuadras fortificadas –y subvencionadas- de su base militar en Montevideo, no podían tener nada más; cuando los vientos sembrados por los diplomáticos de Rosas en París y Londres maduraron en tempestades; cuando el mundo entero supo que los países pequeños y subsedarrollados pueden ser invencibles si una voluntad firme e inteligente los guía, ingleses y franceses se apresuraron a pedir la paz.

En 1847, vinieron Howden y Waleski para envolver a ese “gaucho” en una urdimbre diplomática. Se fueron corridos, porque Rosas resultó mejor diplomático que ellos. En 1848 llegaron Gore y Gross; ocurrió lo mismo. Más tarde, en 1849 Southern por Inglaterra y en 1850 Lepredour por Francia, aceptaron las condiciones de Rosas para terminar el conflicto. Hasta la cláusula tremenda de humillar los cañones de Trafalgar y Navarino ante la bandera azul y blanca –que de esta manera se presentó al mundo asombrado-, reconocieron haber perdido la guerra.

“Debemos aceptar la paz que quiere Rosas, porque seguir la guerra nos resulta un mal negocio”, dijo Palmerston en el Parlamento pidiendo la aprobación del tratado Southern. Y el Reino Unido no se estremeció por ello. Algo distinto pasaría en la patriotera Francia, pero finalmente Napoleón III debió resignarse a la derrota.

Así Rosas dio al mundo la lección de cómo los pequeños pueden vencer a los grandes, siempre que consigan eliminar los elementos internos extranjerizantes y atinen a manejar con habilidad y coraje sus posibilidades.

Fuente: José María Rosa, Rosas, nuestro contemporáneo, Buenos Aires, A. Peña Lillo Editor, 1974, págs. 106-109.


Publicado en www.nuevoencuentro.com